Hoy me urge escribir sobre algo que resulta realmente importante, la forma como nos dirigimos a los enanos, como les hablamos, como nos comunicamos con ellos y os cuento:
Estando de vacaciones, sentada disfrutando de la maravillosa vista del horizonte, viendo las siluetas de mis hijos saltando en las olas con su padre y respirando ese tan deseado break de 3 minutos, inhalando paz y escuchando de fondo gaviotas, gente riendo y el sonido de las olas, de repente oigo a una madre decir esto a su hija «¡mira mira, te esta mirando todo el mundo! ¡CON ESA CARA DE LOCA QUE PONES!» (Puntualizar que ese «todo el mundo» era yo :s) así fue como volví, la cruda realidad, fue como si de repente me hubiesen dado un bofetada de realismo puro. Respiré e intenté no juzgar a esa madre cansada y desdeñosa que intentaba convencer a su criatura para que dejara de llorar y se fueran ya (unos dos años tenía). La madre no, la hija.
Lo cierto es que cuando escucho este tipo de frases dichas por adultos a niños, ¿pienso? ¿y si fuese el niño quien las dijera a sus padres? no se yo ¿entonces porqué las oigo constantemente? Sin ir más lejos, esta mañana mientras estaba en el parque escuché esta perla de un padre a su hijo: «Tonto niño, es que eres más tonto… ¿tú eres tonto o te haces?» (unos cinco años el pequeñín tonto, gracias a su padre) Urticaria me entró.
Después de un rato y volviendo a mi estado normal, intento mirar la situación como madre, ¿estará cansado, agobiado? me imagino al desbordado padre que salta por lo más mínimo y aunque yo crea que para dirigirse a los niños con firmeza no hace falta insultarlos, tengo que reconocer que a mí también se me sale alguna que otra frase en momentos críticos, a ver, humanos somos todos y pues yo también por supuesto. Yo soy de esas madres que se agobian por muchas cosas, tienen miedos, vergüenza, se sientes juzgadas y están cansadas y a veces sueltan frases dignas de rebobine, pero como todo, ahí vamos poco a poco intentando mejorar para que no hacer mucha pupita en los más enanos.
Mis frases en los momentos de desesperación son más de tipo abuela ¿os suena? «Como sigamos así, abro la puerta y me voy a un spa» (lo del spa es cosecha propia) y seguiría: «que allí estoy mejor» y es cuando el enano me dice…mamá yo también quiero ir :S (creo que no sabe que es un spa) así que con el padre se echan unas risas, mientras yo salgo de mi agujero negro, marchándome tipo león enjaulado a mi habitación y entonando un UICHHH que resuena mientras huyo. Otras veces si mi felino interior es solo un pequeño lince, intento unirme a ellos a ver si con suerte llego a tiempo para disfrutar de las carcajadas gracias a las ocurrencias del enano, porque hay frases y frases y formas y formas, y con humor todo es mejor.