Alguna vez te has visto diciendo a tu enano: cariño, en 5 minutos nos vamos, los zapatos, el abrigo, etc,etc….es una frase que para nosotros quizá no requiera mucho análisis, pero para ellos no significa mucho. Es más, eso de los 5 minutos para los enanos es chino-japonés y nosotros ilusos pensamos que les hemos dado unas directrices claras y sencillas y lo cierto es que no. No han entendido más que: «ponte el abrigo» y eso, si hemos tenido la suerte de haberlos pillado atendiendo y no entretenidos y totalmente concentrados, armando castillos o intentando coger el dinosaurio que se les ha caído debajo de la cama mañana, es decir ayer, según ellos.
Ellos viven el momento presente (como a muchos nos gustaría, son expertos en mindfulness) y lo que paso ayer o lo que pasará mañana les trae sin cuidado. Para nuestros pequeños pichones, el tiempo es un concepto tan abstracto e intangible que todavía no lo conciben como parte de su vida y que entienden gracias a las rutinas.
El caso es que este comienzo de curso, en casa nos hemos topado con las salidas mañaneras un poco trastocadas.
-Chicos el desayuno, los dientes, los zapatos….¡nooooo otra vez llegamos tarde!, y es que salir de casa con el tiempo justo y dando gritos porque piensas que se te entiende mejor, aunque estés diciendo exactamente lo mismo (en 10 minutos salimos….llegamos tardeee) para nosotros no es una opción, así que nos hemos puesto manos a la obra.
Primero hemos decidido acostarnos más temprano, para levantarnos antes y de esta forma tener más tiempo disponible por las mañanas.
Después hemos hecho entre todos un listado de las acciones conseguidas, cosas que hacemos para poder estar preparados y así salir de casa y vamos haciendo un tick en cada una, hasta conseguir hacerlas todas.
- Desayunar
- Dientes, cara, pelos y pis
- Vestirnos
- Zapatos y abrigo
Además de esto hemos conseguido los relojes de arena de colores, cada uno con un tiempo diferente, hay varios dependiendo la duración, desde 1 minuto hasta 30 minutos.
Al principio les expliqué a los enanos para que los íbamos a utilizar y cómo. Los estuvieron explorando y descubriendo….. » Mamá mira este dura más y este menos» llegaron a sus propias conclusiones y también me preguntaron si podían abrirlos para jugar con la arena y mezclarla…creo que Guete pensó incluso en probarla jajaja (ya sabéis hay que utilizar los 5 sentidos para explorar y conocer) obviamente les comenté lo inviable de esta posibilidad 😉
Pues eso, ahora por la mañanas tenemos un tiempo para cada una de las cosas: desayunar, vestirnos, ir al baño, ponernos el abrigo y los zapatos. Ellos mismos ponen el tiempo y son un poco más conscientes de su duración. No le damos para nada el matiz de carrera ni de agobio. Si vemos que hace falta un minuto más se añade sin problema.
Los relojes los hemos utilizado más como un complemento motivador que como una herramienta de presión o competencia. No queremos que se frustren porque no llegan.
Cada uno lleva un ritmo y mientras uno se lava los dientes otro esta terminando de desayunar con su minuto extra sin ningún problema. A veces también ha venido la enana emocionada porque lo ha logrado hacer antes de que acabe el tiempo.
Los relojes nos están ayudando de una forma muy visual a tomar conciencia del tiempo, cada uno a su nivel y a centrarnos más e ir con mayor fluidez por las mañanas, lo que ayuda a la convivencia y al buenrollismo en casa, cosa que agradezco mucho muchísimo. Esto no quiere decir que no hayamos tenido que recordarles en algún momento de distracción, que les falta algo por hacer y que se pasa el tiempo, pero siempre desde la tranquilidad y la flexibilidad.