Hace unos años subí al tren, allí sentados estaban un padre con su niña, unos 3 años calculé. La niña estaba sentada mirando a la gente ( ya sabéis, los niños no tienen ningún problema en estar mirando todo lo que pasa a su alrededor, ¡les encanta! a ver, ¡son curiosos por naturaleza!) la enana se comenzó a quitar un zapato y bajo la mirada de desaprobación de su padre, ardió Troya: !¿Qué haces?! ¡no te quites el zapato! pero la niña ale, empeñada en quitárselo… se lo quito – ¡Te he dicho que no te lo quites!! la niña BUAAA, llanto, grito, zarandeo etc, etc ¡vamos póntelo! BUAAAA el hombre sudaba mientras se agachaba, se lo ponía y le decía desbordado; ¡pero que haces! ¡Siéntate ahora mismo! BUAAAA, pues ya os imagináis el momentazo… la gente miraba, la niña lloraba, el hombre reñía, el tren frenaba, hasta que de repente entre tanto zapato va y zapato viene, salió la arenilla del zapato volando. fue algo así como los huesos voladores de 2001: odisea al espacio, UNAS PIEDRECILLAS DE NADA!!!! todo eso lo desataron unas PIE-DRAS!!! Arenilla vamos!. Madre mía lo que tiene divertirse en el parque un rato dándolo todo! pensé. Pero rebobinemos… niña quitandose el zapato… con un simple: ¿qué te pasa? ¿necesitas ayuda? y poner orejas para ESCUCHAR atentamente, bastaba. Y es que a veces se nos olvida que para comunicarnos con los enanos tenemos que escuchar, que abrir las orejas, estar atentos, tenemos que observar, abrir lo ojos como platos, preguntar, deducir, etc etc. Lo realmente sorprendente, es que la gente miraba y os aseguro que muchos pensaban algo así como… vaya tela de niñita que mala educación! y siento deciros que tengo que partir una lanza en favor de esa personita, porque… ¿a quien le gusta que le obliguen a andar con piedras en el zapato?
Muchas veces se nos olvida (yo la primera), que nuestras pequeñas criaturas son personas, personas con las que empatizar, a las que se les puede preguntar, se les debe escuchar y tratar como nos gustaría que nos tratasen a nosotros. Creo que gracias a esto he logrado hacerle el quite a momentazos de este estilo, Ole ole menos mal :S. Luego cuando les preguntas ¿que te pasa? ¿por qué lo haces? ¿te puedo ayudar? te sorprenden con sus respuestas y logras solucionar el problema, sin tener que pasar un mal momento.
¡¡¡Ayy!!! a veces cuanto nos cuesta escuchar, respira respira, ponte Zen y escucha… Ese es mi mantra, porque en ocasiones, cuando paramos y respiramos, la comunicación es mas efectiva. Damos por hecho que los niños solo quieren fastidiar-(nos) y estar jugando eternamente…pues sí, igual jugar sí, pero… ¿fastidiar? lo dudo, detrás de cada comportamiento hay un porqué, y por lo general no es lo que pensamos, va mucho mas allá y es entonces cuando debemos estar ahí, apoyando y guiando a nuestros peques. En esos momentos de rabieta, de «desobediencia», de – no me aguanto ni yo-, es cuando más nos necesitan…el asunto es: ¿ y si en ese momento ni nosotros mismos nos aguantamos?…¿si no podemos gestionar nuestro enfado,frustración, impotencia, etc, etc? ¿por qué pensamos que ellos deberían hacerlo? igual sería un buen comienzo gestionar nuestro mundo interno, para guiarlos en el suyo.